En su primer viaje a América del Sur, el decimocuarto Dalai Lama y su astrólogo personal Lama Lodro se reunieron con chamanes andinos de Perú y Bolivia, los ancestrales cuentos de los antiguos curanderos chamanes tibetanos se referiàn a un lugar escondido entre las montañas del continente Sudamericano, un lugar de alta energía similar a su tierra, hablaban de los poderosos guardianes de los conocimientos y una cultura espiritual similar al Bon (religión pre-budista del Tíbet). Gracias a los traductores, el Dalai Lama y los curanderos indígenas descendientes de los incas, tuvieron una larga conversación, intercambiaron dones y amuletos, en esa ocasión, el Dalai Lama comentò:
«Todos tenemos en común la enseñanza suprema que reside en la deidad suprema del cielo visible, y donde brillan las formas de los seres perfectos, las 28 guías misteriosas, la magnitud de costelaciones. El universo puede ser comprendido sólo por aquellos que viven en armonía con la creación, meditan, lo escuchan y pueden detectar y activar las fuerzas hostiles y amistosas de la naturaleza «.